MENSAJE DE PRESUPUESTO DEL GOBERNADOR DE PUERTO RICO, LUIS G. FORTUÑO BURSET.
Señora Presidenta de la Cámara de Representantes, señor Presidente del Senado y demás miembros de la Asamblea Legislativa; señores Jueces del Tribunal Supremo, señoras alcaldesas y alcaldes, señor Secretario de Estado y demás oficiales del gobierno de Puerto Rico y del gobierno federal, distinguidos Invitados… hermanas y hermanos puertorriqueños.
Nuestra constitución le requiere al Gobernador de Puerto Rico presentar a la Asamblea Legislativa al comienzo de cada sesión ordinaria, un mensaje sobre
la situación del Estado y someterle además un informe sobre las condiciones del Tesoro de Puerto Rico y los desembolsos propuestos para el año económico
siguiente.
El 1º de febrero de este año les presenté el Mensaje sobre la Situación del Estado, en el cual enfaticé en los temas de desarrollo económico, educación, ambiente, seguridad y preparación de desastres. Esta noche, me complace presentarles nuestro presupuesto recomendado para el año fiscal 2011 que empieza este próximo 1º de julio del 2010, haciendo énfasis en el tema de salud.
No hay duda que en los pasados 58 años, desde la adopción de nuestra constitución, el presupuesto del estado ha crecido en tamaño y complejidad de forma tal que es humanamente imposible cubrir todos sus pormenores en un breve mensaje. Es por ello, que según nuestra más reciente tradición, el mensaje de presupuesto en sí se tiene que limitar necesariamente a los lineamientos más generales, dejando la especificidad de los detalles al voluminoso documento de presupuesto que le estoy presentando a la Asamblea Legislativa esta misma noche. Y así lo haremos hoy.
Sé que en los próximos días, legisladores tanto de mayoría como de minoría se darán a la tarea que les impone esa misma constitución de estudiar a fondo ese documento de presupuesto, llevar a cabo vistas públicas, discutir y finalmente aprobar el presupuesto de ingresos y gastos que habrá de regir nuestra gestión gubernamental el próximo año fiscal.
Cuando lo hagan, les pido que lo hagan con sensibilidad y responsabilidad patriótica, esto no es un mero ejercicio de contabilidad, son los chavos de nuestra gente los que estamos llamados a administrar. Nuestra gente nos eligió para que efectuemos un cambio, un cambio hacia una administración responsable de las finanzas públicas. Miles de familias puertorriqueñas están aún haciendo grandes sacrificios con su presupuesto familiar. ¿Cómo no vamos nosotros a hacer lo mismo con el presupuesto del gobierno, cuando quien paga por ese presupuesto gubernamental es precisamente nuestra gente con sus contribuciones?
Yo sé que la mayoría de ustedes comparte nuestro entusiasmo por los alentadores resultados que ya se ven, fruto de las medidas difíciles que
implantamos el año pasado. Sí, hemos hecho un gran progreso, pero el trabajo no está terminado. Cuando presentamos el presupuesto el año pasado lo advertimos claramente, y cito: “un déficit estructural de $3.233 millones de dólares, como el que heredamos, no se elimina en un año. Nuestro objetivo y nuestro compromiso es eliminarlo en cuatro años. Para ello es necesario que TODOS estemos en la misma página en cuanto a la visión y disciplina presupuestaria que nos hemos impuesto de aquí al 2012. No tiene sentido que nos impongamos una disciplina de reducción de gastos un año y al año siguiente volvamos a las mismas prácticas irresponsables del pasado.” Cierro la cita.
Hoy les reitero que vamos a mantener esa disciplina fiscal y presupuestaria que nos hemos impuesto. Pero les voy a ser franco, ya que no puedo ocultar mi optimismo y entusiasmo: el cuadro presupuestario de Puerto Rico para los próximos años CAMBIÓ RADICALMENTE el mes pasado gracias al éxito que
tuvimos en las gestiones que llevamos a cabo en Washington para asegurarque se incluyera a Puerto Rico en la Reforma de Salud federal.
La asignación que logramos de unos $6,400 millones de dólares, primordialmente de fondos Medicaid, durante los próximos 9 años—aunque aún no se acerca a la paridad que recibiríamos si fuéramos un estado—es un avance histórico sin precedente. Y lo logramos a pesar de los críticos que decían que no lo íbamos a lograr.
La inclusión de Puerto Rico en la Reforma de Salud federal nos permitirá implantar mucho antes de lo previsto el nuevo plan de salud que le prometimos al pueblo, una nueva era en el cuidado de salud con verdadera justicia para TODOS los puertorriqueños.
UPR
Como hemos dicho en el pasado, estabilizar nuestras finanzas y reconstruir la economía de Puerto Rico es tarea compartida de TODO nuestro pueblo. Nuestra gente entiende eso, ellos han estado haciendo el sacrificio durante los largos años de la pasada “Década Perdida”—como le llaman los economistas locales—ajustando el presupuesto familiar para salir adelante.
Es por eso que nuestra gente no entiende por qué, si todos nos hemos tenido que ajustar los pantalones en los pasados años, la Universidad de Puerto Rico no pudo hacer lo mismo.
Esto es bien sencillo, el presupuesto de la UPR se paga con un por ciento fijo de 9.6% de los ingresos del estado. Nadie ha hablado de cambiar ese por
ciento. Ahora, si los ingresos del estado bajan—como ha estado ocurriendo en los pasados años—pues es lógico que la partida que le toca a la UPR también
tenga que bajar. Como la administración anterior de la Universidad se rehusó a hacer los recortes y ajustes correspondientes, por supuesto que acumuló un
déficit.
Sin embargo, desde el primer día de nuestra Administración hemos estado del lado de los estudiantes y de la Universidad. Consciente de su dificultad presupuestaria, hace un año le asigné de fondos discrecionales $105 millones adicionales de fondos ARRA para que pudieran operar durante este año fiscal que estamos próximos a terminar. Pero le advertí claramente al presidente anterior que tenía que hacer los recortes y ajustes necesarios porque esa asignación de fondos ARRA baja a $25 millones este año y termina, pues es una partida de fondos federales no recurrentes.
A pesar de ello, la anterior administración de la Universidad se rehusó a hacer los ajustes de gastos que las circunstancias requerían, y ahí están los informes
del Contralor para demostrarlo.
De hecho, posteriormente vinieron a donde mí con un sinnúmero de propuestas para aumentarles los impuestos a ustedes, los contribuyentes, para compensar por el déficit y yo, sencillamente, les dije que no…que no le iba a imponer un impuesto más a nuestra gente y que la Universidad de Puerto Rico, al igual que el gobierno, tiene que hacer como la familia puertorriqueña: tiene que vivir con los ingresos que tiene.
No son pocos los que reconocen que estudiar en la Universidad de Puerto Rico es un privilegio. Si no, pregúntenle a las decenas de miles de jóvenes que no pueden estudiar en la universidad del estado y se fajan estudiando responsablemente y pagando el costo mucho más alto de universidades privadas.
El crédito en la UPR cuesta en promedio $51; mientras que en las principales universidades privadas de la Isla cuesta entre $163 y $176. El año en la UPR cuesta en promedio $1,300, mientras que en la más barata de las principales universidades privadas en Puerto Rico el año cuesta $4,200.
En el año fiscal en curso, la UPR recibió casi $165 millones en Becas Pell del gobierno federal para beneficiar unos 40,300 estudiantes. Eso quiere decir que
cada estudiante recibió en promedio $4,082 en Becas Pell del gobierno federal, $1,320 para pagar la matrícula y otros $2,762 para gastar en lo que ellos quieran. Ningún estudiante, no ya en Puerto Rico, sino en ninguna universidad estatal en los estados disfruta de privilegios como esos.
De hecho, del presupuesto de este año de la UPR que asciende a $1,460 millones, solamente $90 millones—o apenas el 6.2%—proviene del pago de
matrícula y, de eso, más de la mitad proviene de las Becas Pell.
O sea, que la matrícula que pagan los estudiantes de la UPR cubre apenas el 3% del presupuesto de la Universidad…el resto lo pagamos nosotros, los contribuyentes.
Por eso es que nuestro pueblo—que es un pueblo justo y noble, pero que también es un pueblo de ley y orden que cree en la democracia—se molestacuando ve y escucha lo que todos hemos presenciado en la Universidad en los pasados días.
El respeto al principio de la autonomía universitaria nos obliga a ser prudentes y no intervenir hasta que nos lo requieran las autoridades universitarias. Pero a las autoridades universitarias les digo: estamos aquí, listos y dispuestos para brindarles la ayuda que ustedes estimen necesaria, cuando ustedes así lo determinen, para proteger los derechos de TODOS los estudiantes—tanto del minúsculo grupo que protesta, como de la inmensísima mayoría que quiere que las clases continúen—así como los derechos de TODOS los profesores, TODO el personal universitario, TODOS los padres, y TODOS los contribuyentes que pagamos para que la universidad del estado esté abierta, no cerrada.